Había un príncipe que quería elegir a una mujer que digna de el, que lo ame verdaderamente, entonces puso una condición. Elegiría a la novia entre todas aquellas que sean capaces 365 días al lado del muro de la pared del edificio del palacio donde el vivía, sin separarse un sólo día de ese muro, se presentaron muchas mujeres, centenares incluso miles a la corona real, pero claro, al primer frío la mitad se fue, cuando empezaron los calores se fue la mitad de la primera mitad, se terminaron los cojines y la comida todas se habían ido. Finalmente, había empezado primero de enero y empezaron los fríos había quedado solamente una joven todas las demás se habían ido, cansadas y aburridas, pensando que ningún amor valía la pena, solamente una joven que había adorado al príncipe desde siempre estaba ahí anclada junto al muro esperando pacientemente a que fueran los 365 días, el príncipe que había despreciado a todas, cuando vio que esta muchacha se quedaba y quedaba comenzó a mirarla con unos ojos pensando quizá esta mujer si me quiera de verdad, la había espiado en octubre, había pasado frente a el en noviembre y en diciembre disfrazado de campesino le había ido a dejar agua y comida, la había visto a los ojos, se había dado de su mirada sincera y le había dicho al rey, papa finalmente vas a tener un casamiento, vas a tener nietos, esta mujer, es la mujer que verdaderamente me quiere.
El rey se había puesto contento, comenzó a preparar todas las cosas para el casamiento, le mando a decir a la joven que la esperaba en el palacio que quería hablar con ella, todo estaba preparado, el pueblo estaba contento, todo el mundo esperaba ansioso el 1 de enero.
El 31 de diciembre en la noche, después de haber pasado 364 días esperando al príncipe, ella se levanto del muro y se fue, no pudo quedarse a cumplír, había pasado todo ese tiempo esperandolo. Ella se fue a su casa y fue a ver a su madre y la madre le dijo, -Hija querías tanto al príncipe y estuviste ahí 365 día y 364 noches y en la ultima noche te fuiste, que paso?
No pudiste aguantar un día más!
La hija le dijo: _Sabes qué mamá? Me entere qué me había visto, me enteré qué me había elegido, me enteré qué le había dicho a su padre que se iba a casar conmigo y a pesar de eso, no fue capaz de evitarme una sola noche de dolor, pudiendo hacerlo no pudo evitarme una sola noche de sufrimiento, alguien qué no es capaz de evitarte una sola noche de sufrimiento no merece de mi amor, verdad mamá?
Cuando estamos en una relación y te das cuenta que pudiendo evitar una migaja de sufrimiento el otro no lo hace es porque todo se ha terminado.
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